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15 de julio de 2010

Cerrado por vacaciones

Bueno, como muchos sabréis mi jornada vacacional empieza dentro de escasas horas. Por tanto, no creo que actualice el blog hasta septiembre; en todo caso, pondré la crónica del viaje "sorpresa". 

¡¡Un fuerte saludo a todos y feliz verano!!

14 de julio de 2010

You believe, you can fly...

La verdad es que tengo la inspiración aparcada por algún recóndito lugar de mi mente porque precisamente hoy, en el día de tu cumpleaños, no me ha venido. Bueno, el hoy es relativo porque son ya la 1.20 de la madrugada del 14 de Julio y he estado intentando apurar al máximo para ver si me podía exprimir cual naranja, pero no ha sido posible.

Así que… ¿Qué puedo decir de ti? Pues que eres mi madre y no voy a usar el topicazo de “mejor madre del mundo” porque eso ya está muy visto y tienes un hijo muy original como para que se baje a ese nivel (por favor, que baje modestia que sube Manuel).

Casi veintiún años soportándome, casi veintiún años teniendo una paciencia inhumana conmigo, casi veintén años (unos años más que otros) detrás de mí para que haga las cosas bien y así no me arrepienta en el futuro. Si me hubiese hecho este blog hace cinco años, te hubiese llamado plasta y pesada, pero uno madura y se da cuenta de que el “manu, estudia”, de que el “yo no quiero decir nada, pero empiezas los exámenes en 2 semanas” y una multitud más de “de ques”, han servido para forjar al hombre que duerme en el tercer piso de la casa. Tu niño de 20 años (casi 21, los llevo muy bien, que conste) se ha convertido en un jovencito con los pies en la tierra (y aún con multitud de cosas por aprender) en un abrir y cerrar de ojos. Y es que la vida pasa cual AVE y nadie mejor que tu lo sabe.

Pocos consejos te puedo dar como hijo, ya que en lo que me he convertido se lo debo, en gran parte, a papá y a ti. El único que te puedo dar es este: aprovecha al máximo la vida y ahora más que nunca es cuando debes hacerlo porque es, precisamente, cuando vas a tener todo el tiempo del mundo para cumplir tus sueños. Dentro de nada tendrás a tus tres soles volando ellos solitos por el cielo y tendrás tiempo para TI, toda una vida además. Así que… es el momento de tirarse a la piscina madre, de emprender los sueños que no has podido cumplir por criarnos a nosotros, porque ¿sabes qué? Nunca es tarde. Tu hijo ha adquirido esta filosofía de vida y mírame, tengo mi meta siempre presente tanto en el corazón como en mi cabeza.

Soy así porque así me has criado, soy así porque así me has educado, soy así porque así me has cuidado y, sobre todo, soy así porque así me has querido. Así que, enhorabuena por haber cosechado este maromo de metro noventa que te quiere con locura, pero, por encima de todo, te da las gracias. Te quiero mamá. ¡Feliz cumpleaños!

P.D: Canción repetida, pero jamás me cansaré de ponertela.

8 de julio de 2010

El fuego de Kahiak

El joven Kahiak permanecía sentado en su roca habitual, arropado por el fuego de la hoguera que había encendido su tía Nora. La inocencia que poseía el chaval era la causa de la fascinación que sentía hacia las llamas del fuego que bailaban y alimentaban su imaginación, soñando que algún día podría ser el creador de esa increíble obra de la naturaleza y de la vida. Kahiak señalaba impresionado las chispas que salían de la hoguera y su tía Nora le refugiaba con todo el cariño del mundo, ya que el joven y audaz crío se podía quemar y hacer daño con aquello que deseaba manejar. “Es bonito, ¿verdad, tía Nora?” le preguntaba el pequeño a su madrina. Ella le sonreía y le abrazaba, consciente de que algún día se iría con el resto de los jóvenes del pueblo para alcanzar su meta y convertirse así en un hombre para que protegiera la aldea.

A medida que pasaba el tiempo y los años, Kahiak se hacía mayor y su fascinación por el fuego seguía muy viva en él, así como la felicidad que le transmitía a su tía Nora quien, en lo más profundo de su corazón, rezaba para que jamás emprendiera ese viaje de madurez.

Cierto día, Nora se despertó temprano y observó cómo algunos niños de la generación de Kahiak abandonaban la aldea para emprender su viaje y no pasaron más de dos solsticios hasta que su ahijado partiera hacia su propio camino. “No te preocupes tía Nora” la dijo “en cuanto menos te lo esperes, estaré aquí de nuevo”. El joven Kahiak partió y su tía Nora se quedó triste y asustada por el futuro de su pequeñajo.

Pasaron muchos solsticios y varias noches de invierno hasta que el joven volvió. Y cuando Nora le vio aparecer, se asombró al ver en el joven tan fuerte en el que se había convertido, con unos rasgos maduros acompañados de una voz y gestos potentes. La mujer se abalanzó al joven para abrazarle y este respondió frio y cuerdo, pero devolviéndole el abrazo. Nora se asustó al sentir que su pequeño Kahiak ya no era el mismo al que dejó marchar.

El joven Kahiak ya no pasaba tanto tiempo con su tía Nora, acompañándola en la hoguera que antaño solían hacer todas las noches. Incluso había días enteros en los que no le veía. Sin embargo, una de las noches en las que se encontraban juntos, Kahiak vio a su tía triste “¿Qué te ocurre, tía Nora?” la preguntó con una voz grave y potente. Nora suspiro y le dijo “Siento tristeza porque ya no te fascinan cómo bailan las llamas del fuego”. Tras esto, el joven Kahiak, cogió un puñado de ramas, los puso en forma de hoguera cerca de su tía Nora y, con dos piedras, hizo saltar dos chispas que generaron una pequeña fogata. Nora, miró a su joven sobrino asombrada y sin palabras. Kahiak, tras ver la impresión de su querida tía, la dijo “Sigo enamorado de cómo baila el fuego, más de lo que crees; sigo fascinado del movimiento de las llamas; pero, lo que verdaderamente me fascinan, es el fuego que he creado yo. Bajo este cuerpo, sigue ese niño que pasaba contigo todas las noches observando el fuego, pero ahora no hace falta que me adviertas de las chispas que suelta, pues soy perfectamente consciente del daño que me pueden causar. Tu Kahiak no se ha perdido en el viaje, tu Kahiak se arropa y esconde bajo esta coraza que le protege de las chispas del fuego. Y esto es lo que le hace, precisamente, sobrevivir”. Nora le miró asombrada y fascinada por las palabras que le había dicho su sobrino. Con una leve sonrisa y un suspiro de alivio, observó como la hoguera que había encendido Kahiak, crecía poco a poco…

“Jamás se ha ido Walt Disney, sólo está refugiado bajo esta coraza para que, en los momentos de calma, pueda salir y jugar sin problemas”